Aquella mañana como cualquier día Wurny se paró a escuchar su canción preferida: “Los dinosaurios del este”, la cual brincaba y bailaba sin parar, ocasionando que toda la casa se moviera de un lado a otro. Mamá Gady golpeó la puerta del cuarto fuertemente sin parar y le dijo:
- Wurny, apúrate que vas a llegar tarde a clases. Además tú papá y yo te tenemos una buena noticia para ti.
Wurny sin dejar de cantar le gritó con cariño a su mamá:
- Voy Mamá Gady, solo termina la canción y salgo.
No obstante, Wurny no salió tan rápido. Apenas terminó la canción hizo una especie de ritual que se había convertido en rutina de todos los días: se peinó el pelaje de su cabeza, seleccionó la ropa que iba a usar para ir al colegio y se colocó su perfume favorito de lágrimas de caimán.
Por fin estaba listo, no sin antes verse al espejo, apreciar su ropa impecable y decir:
- ¡Listo! El dinosaurio de El Pantanal más hermoso.
Tomó su maleta del colegio y salió brincando hacia la cocina para sentarse a comer junto a Papá Gorly y Mamá Gady, por cierto unas deliciosas ramas horneadas de caoba, las cuales quedan muy crujientes y exquisitas.
Papá Gorly bajó su cabeza para conseguir en la distancia la mirada de su hijo y le dijo:
- Wurny, debes dejar de bailar tanto en el cuarto hijo, ya no sobrevive ninguno de los adornos que tiene tu mamá. Mira que yo a la casa entro con mucho cuidado.
En eso Mamá Gady lo interrumpe y sonriendo dice:
- Jajaja, sí, “con mucho cuidado”. Antenoche nada más me quebraste el jarrón que me regaló mi mamá en la boda, con tu inmensa cola.
Papá Gorly no puso la mejor de sus caras y expresó:
- Sabes que la casa es muy pequeña para mi tamaño, más bien realizo un gran esfuerzo para entrar y salir.
Wurny sin pensarlo dos veces solamente expresó con malestar:
Mamá Gady le acarició con su gran hocico la cabeza a Wurny y le dijo:
- No le refunfuñes a tu papá, hijo, lo hacemos realmente por el bien de todos. Me encanta tener la casa bonita, sobre todo para cuando vienen tus amigos del colegio. Que está demás decir que son desastrosos. La última vez que vino Testón estuve recogiendo juguetes y cosas hasta muy tarde.
Wurny bajó la cabeza y con un tono más suave le dice:
- Está bien, mamá, sé que no hago las cosas como son, pero apenas soy un niño dinosaurio, discúlpame Papá Gorly y tú también Mamá Gady, trataré de mejorar.
Papá Gorly hizo un gesto de afirmación, junto con una gran sonrisa, demostrando que aprobaba la disculpa que le terminaba de realizar su hijo. Con su voz gruesa y contundente le dijo a Mamá Gady:
- Ahora Mamá Gady el gran momento de darle la buena noticia del día de hoy a nuestro hijo.
Mamá Gady se paró de la mesa, dio una vuelta entera a la misma sonriendo e intercambiando miradas con Wurny, para luego tomar la mano de Papá Gorly y exclamar:
- Querido hijo, eres una parte importante de nosotros, te amamos demasiado, es por eso que hoy te queremos informar que el núcleo de esta familia va a crecer muy pronto.
Wurny arruga la frente como una señal de extrañeza y le responde:
- No entiendo, mamá. ¿Qué quieres decir?
Mamá Gady coloca una mirada muy tierna y tocando un huevo gigante que está en la cocina le dice:
- Queremos anunciarte que en los próximos días va a nacer tu nueva hermanita dinosaurio.
Todos se imaginarán que en ese momento Wurny solamente pudo expresar:
Su cara cambió de asombro a algo que parecía espanto, era como si hubiese visto al peor animal de toda la Tierra.
Mamá Gady puso cara de enojo y le respondió con una sonrisa nerviosa:
- Pero, hijo, ¿por qué te puede molestar que venga tu hermana al mundo?
Wurny se paró de la mesa y exclamó con voz temblorosa:
- ¿Es que no lo entienden? Voy a dejar de ser el consentido de ustedes dos, ahora no seré el centro de atención, sino que todo va a girar en torno a ella.
Papá Gorly lo interrumpe y le dice:
- No va a ser así Wurny, tú siempre serás nuestro hijo amado.
Wurny rompe en llanto y les dice:
- Yo siempre he sido el consentido de la casa, las mejores ramas de manzanita cuando haces tú estofado me tocan a mí, el mejor jugo, los mejores juegos, pero ahora siento que eso va a cambiar para siempre.
Wurny sale corriendo a refugiarse en su cuarto y al mismo tiempo Mamá Gady sale detrás de él, pero Papá Gorly con mucho cariño la frena con su inmensa cola y le dice:
- Tranquila que ya se le va a pasar.
A tan solo cinco minutos de este incidente, suena afuera una alarma: era Petrodactylus, el ave dinosaurio encargada de hacer el transporte al colegio. Wurny, como cualquier niño dinosaurio de su edad, salió de su cuarto cantando y muy contento. Ya había olvidado el incidente de la cocina, de modo que se despidió gritando desde la puerta:
- Me voy mami y papi, voy a la escuela.
¿Te fijaste como el pequeño Wurny ha sido capaz de superar una rabia en apenas unos segundos? Aspiro a que tú también seas así. Todos vivimos un mal momento pero debemos levantarnos, olvidar y sonreír. Adicionalmente la llegada a la casa de un bebé no es un momento de malestar, sino de celebración, pero mejor te sigo contando para que no te fastidies con mi cuento.